viernes, 24 de febrero de 2012

ÁVILA DICE...

Amaneceres dulces
donde ese azul no se ve en todas partes.
Silencio que canta antes que el gallo.
Corazón en quietura.
La respiración traelleva
todo el blancoazulmorado.
Un día amanecí con ella en estas tierras
y, corazón enraizado.
Nada sabíamos de la puesta,
del ocaso.
Sólo  tres pisos
por encima de mi cabeza.
Así arremolina el aire en esta sierra.
No hay esquina de piedad
ni piedra que dé por tí un paso.
Las cosas son.
O desaparecen.