miércoles, 4 de abril de 2018

SIN TÍTULO

Era un hombre de pulso moreno y con su ojo moreno, con su cuerpo moreno, con su moverse moreno, se plantó a lo moreno delante de mí, creciendo en moreno, hablando moreno y como el mejor de los morenos a los ojos directo, a los ojos directo, abrió su rayo y me dijo, ahora, lo que tu quieras, y sabiendo que iba a decir que sí, oliéndolo con su olfato moreno, esperó,

y luego,

se dejó besar.

Subimos al techo

y allí, nos habían puesto mesa,

se dejó ver,
se dejó mirar,
se dejó peinar a tres dedos toda la melena

y

le metí la punta de la lengua

en el agujero de su pendiente plata
le toqué con las yemas el octavo tatuaje
le lamí las sienes calavera y ancla
con las manos 

encajamos la mandíbula-victoria en el suelo del techo del bar ese,

vacío de gente,,

hacía tres vidas que no lo veía.

Ya no me acordaba cómo.

y me abrió el tercer ojo y el labio de arriba y nos fuimos sin pies a pisar cebada,

corríamos en círculo porque él me buscaba

y yo,

del todo,
no me iba. 

voy a sembrar aquí tu descendencia
te voy a destatuar bajo el manto de estrellas

Por pisar carretera nos recogió una furgoneta que iba camino de todos los paisajes.

Paró en cualquier calle.

Cuando el vaho empezaba a cubrir los vidrios le salió el marino y amé todo el oro negro del mundo, lo quise robar. Eso convirtió en océano absoluto el mar de colinas que nos rodeaba. Las olas no eran verdes, de noche. Ni siquiera pardas. Ni siquiera sé si eran agua o mercurio.

La playa amenazó

con amaneceres naranjas y eso hizo que temiéramos al sol.

Me escapé por el humo, y de ahí, a la farola.

En la farola me puse a pensar otra vez en luciérnagas.

En su luz natural.

Volví al vehículo y nos quedamos mirando la chimenea. El fuego y su madera.

Todo se puso, por si acaso, muy moderno,

se me cayó del pelo la guirnalda de flores medieval,

me salieron uñas rojas para darle al play,

había,

una caja de cartón con muchos ratones tocando
la guitarra
la guitarra
el bajo
la batería
la flauta
la garganta

de verlo, quería bailar.

Esto hizo que nos atropellara el s.xx con todos sus esloganes.

Nos vimos en la puta calle.

Nos vimos.

Frío
Aire
Luna
Tierra

Eso fue lo que nos llevó al horizonte de una cama morada custodiada por vampiros y hadas. La liturgia repite los pasos. La ostia está consagrada y mojada en vino, come, oh sueño soñado, el cuerpo que te soñó. Este es mi cuerpo, esta es mi sangre, sangre de la alianza viva y eterna, come y bebe de él.

El cirio pascual tardó horas en apagarse, recuerdo,
un punto de luz,
y orbitar en una cueva mirando paredes de alas negras y blancas.
(Cuando iban a llegar los gallos con sus bocas de pico,
salí ,
sin ser notada.

Muy bajito dije “ hasta luego”) .