viernes, 16 de marzo de 2012

Spirit in the city

Yo vestida de casting y sentada en el resquicio de un edificio de piedra bonito de la calle Fuencarral, con un par de caladas en los ojos y observando el movimiento del mundo con un cigarro. Absorta como  sé absorberme. En esos momentos, igual, parezco triste de lejos. Todavía falta para mi tren y esta ciudad me atrapa. Por qué ahora mismo no quiero estar aquí es lo que pensaba cuando dos cabezas triangulean mi panorámica. Son blancas, sonríen, y pertenecen a cuerpos con energía y con alguna simbiosis entre ellos. Más tarde me entero de que son amigos de toda la vida, ahora, me hablan:
-"Hola, ¿ crees en el más allá?"( uno de ellos andaba buscando a María)
-Y en el más acá, respondo sin titubear.Se ríen porque les encanta.
-"¿Dónde vives?"
- En todas partes. Les hace reír todavía más y a mí, también. A gusto  y sin conocernos.Me preguntan si, pero la verdad es que no.
Como los espíritus se conocen, y todos andamos sedientos de hablar sin palabras, me invitan a no sé cuál café en la Castellana, pero, mi tren: mi tiempo no admite tanta distancia. Tenemos un Gambrinus de potente luz enfrente, y, claro,  me voy con ellos.
-"¿Cómo una chica tan guapa es tan accesible?" me pregunta uno de ellos. Sé que no lo hace por ligar, sé cómo voy vestida y a lo que se refiere y siento su espontaneidad, pero su pregunta me trae imágenes de mi vida y me hace dudar: no será por eso que...no vendrá de ahí lo de....pero, no, rápido le contesto:
- ¿Es que tú no captas al vuelo los momentos en los que se puede volar y es una pérdida no hacerlo?
Tres cañas al aire y aire,aire, aire...
Tiene una duración la comunicación conectiva y espontánea.Y una oportunidad. Si te descuidas y escoges mal la siguiente frase, aparece la tierra  (nombre, trabajos, etc) y la bajada de la magia. Tengo sus teléfonos. Siempre nos vamos a acordar del encuentro, pero ninguno sabemos si merece la pena convocarlo de nuevo.