Es Penélope Cruz
de jovencita
y está tumbada en tetas
en su sofá
esa casa
antes era mi casa
pero por esos capricho de los sueños
ahora la contemplo
desde fuera
con otra dueña.
Lo quiere llamar
porque le gusta su polla, dice.
Yo la miro las tetas
y pienso que son preciosas.
Al rato Penélope
se ha convertido en una rubia
despampanante
vestida de sábado noche
y me dice
que la primera vez que lo besó
fue en navidades
pero que en realidad
llevará con él
2 meses.
Los veo hablar
por teléfono,
escucho de lejos su voz,
a ella él no le importa,
parece que hay otro.
Cuando se despide
me dice
mañana al amanecer
tendrás mas noticias,
le doy las gracias
y se le llenan los ojos de lágrimas
como si yo le diera pena
mucha pena.
No es mala chica,
pienso.