jueves, 9 de febrero de 2012

Ánimo estable, sí,
por la química.
No me importa no importar.
Contemplo la fisura de Quirón
y pongo la esperanza
en mí
porque soy lo único
y, en lo venidero.
Supongo que si el cielo
quiere que me vaya
no he de preocuparme,
porque así será.
Sólo el dolor me hace
detener ahí el pensar.
Mientras tanto yo a  lo mío.
¿Qué es lo mío?
Lo que nunca antes,
la hormiga en invierno,
lo que dí de comer
sin preocuparme,
lo que dejé que cogieran
sin resistencia,
lo que me trajo
y lo que ha de llevarme.
Fui una niña muy alegre
con muchas mariposas
en el pelo
no debo preocuparme.
Que la necedad me cansa es verdad.
Los corazones martillo
me dolieron, es verdad.
Dejarme caer
como si fuera mi misión
me llevó a ninguna parte.
A ninguna parte
hasta que termine de construir
la casa que ahora moro,
que por cierto,
es de células y aire.